martes, 31 de diciembre de 2013

365 oportunidades

Robert Oddy
 

¡Soy feliz! ¿Qué queréis que os diga? A pesar que 2013 comenzó bastante telúrico, sobre todo emocionalmente y después laboralmente, ha terminado fenomenal. La sonrisa me tiene cogida por la cintura y vamos vestidas de domingo. Sólo mis amigos más íntimos saben los momentos tan difíciles que he pasado, aquellos que no han salido corriendo a la primera de cambio y he tenido su apoyo constante, cada día, en los que la palabra confianza se hacía cada vez más y más grande. Ellos saben quienes son perfectamente, unos de muchos años y otros muy recientes. En este grupo también incluyo a parte de mi familia: a mi hermana Eva, que me ha aguantado carros y carretas y a mi hermano Jorge, que a pesar de tener ya su buena ración de causalidades, ha estado ahí. A mis pocos íntimos y a mis hermanos, gracias, gracias, gracias y que os quiero con locura.

He aprendido a comer pescado sin atragantarme con las espinas.
A dejar de gastar mi tiempo con las personas equivocadas y que no hacen ni un poquito de esfuerzo por hacerme feliz.
He aprendido que si alguien me quiere en su vida hará un espacio para mi sin que luche por uno.
A ignorar a la personas que constantemente me ignoran.
Y sobre todo a valorar a las personas que están a mi lado no sólo en los mejores, si no incluso en los peores momentos.
Sacudirme las pulgas, en una palabra.

También pido perdón a aquellas personas que aun queriendome, he hecho daño (en particular a una que sé que lee estas líneas).

El año afortunadamente continuó para bien. Puso en mi camino a las Woman Wind Extreme y evolucionó hasta mi grupeta de espartanos, de los que solo tengo cosas buenas y mejores que decir: gente guapa, simpática, honesta, divertida, sana, montañera...que les quiero mucho!!
Conocí a Los Tapieros, con mi querido Luis al mando, a Mujeres Que Corren, a los Drinkingrunners, todos de los mejorcito del mundo del running.
Muy satisfecha con mi primer año oficial de trail, y que en este segundo que entra, espero seguir mejorando y dando guerra con mis chicas, mis Samburieles y con el resto de corremontañas que he conocido. La montaña se ha convertido en algo vital, esencial para mi felicidad y no pienso renunciar a ella.
Laboralmente también ha ido a mejor. Comenzamos con disgustos y hemos acabado muy bien. Y aunque estoy muy contenta donde estoy ahora, me sigo empeñando en que un día volveré a coger la rulina, el vidrio, los pinceles...sé que regresaré a lo mío, tarde o temprano.

Sólo una parte se ha mantenido estable, o quizá no; diría que ha aumentado: mis hijos. Tengo dos corazones, cada uno latiendo al 100%, rebosantes, felices y orgullosos. Son mi vida, mi ruido, mi risa, mi imaginación y mis lágrimas a veces. En mi casa vive la doctora princesa, el Tiranosaurus rex manco, Rayo "mascuin", el señor castor, la maga...¡¡Qué aburrida sería mi vida sin ellos!!

Así que de mi "crisis" particular he conseguido sacar bastante provecho, por eso puedo decir que soy y me siento feliz. Son breves momentos que lo llenan todo, que han conseguido que el año termine de una manera fantástica.

Y como el 2013 de hoy es un "to be continued" del 2014 de mañana, lo espero con ansia, porque estoy convencida que va a traer cosas muy, muy, muy buenas. Y principalmente, espero que todos los que habéis compartido conmigo este año que se va (familia, amigos, conocidos, perros, gatos, etc..) sigáis en este que entra y en los venideros.

¡¡Feliz Año Nuevo!!

 

Jim M. Berberich

domingo, 22 de diciembre de 2013

domingo, 15 de diciembre de 2013

Rarezas

De manías y rarezas estamos todos llenos, y ya que hoy muestro una tanda de vidrieras "raras", voy a desnudarme y a contar algunas de las mías:
  • 1- Lo primero que me tomo nada más levantarme es un zumo de limón (sin azúcar) con agua templada, lo llevo haciendo 20 años. En mi casa siempre hay limones, da igual la época del año...si no me tomo mi zumo de limón, no soy persona.

Gato cabreado
  • 2- Para desayunar, siempre tengo que estar duchada previamente. Y desayuno sin prisas, con tranquilidad, sin estres. De hecho me levanto muy pronto para tomarme un buen desayuno con calma. Y el té o el café con leche, siempre muy caliente, aunque estemos en agosto a 35º.


 
  • 3- Número impar. Siempre.
  • 4- Me tengo que empezar a calzar por el pie derecho y si por lo que sea he empezado primero por el izquierdo, me quito el zapato para empezar de nuevo "bien", o sea, por el derecho.
 


 
  • 5- El pan se corta con el cuchillo, que quede recto. No puedo con mi vida cuando veo la irregularidad del pan arrancado con las manos, voy enseguida cuchillo en ristre para dejarlo bien derecho.
  • 6- No soporto ver unas tijeras abiertas. Siempre, siempre, siempre, cerradas (yuyu)
 

Vidrieras Cabeza -Sonia Cabeza- Hotel AC Santo Mauro, Madrid
 

  • 7- Los saludos y las despedidas: sobre todo si me encuentro con alguien en el portal y no responde al saludo (que haylos), me llevan los demonios. Me parece el colmo de la mala educación. Y ahora encima se ha trasladado al dichoso whatsapp: de verdad, no cuesta nada empezar con un "Hola!",  cuentas lo que tengas que contar, y cuando hayamos terminado: "Besos", "adios", "sayonara" o lo que sea, pero despedirse, ¡¡Leche!!

  • 8- Las uñas de las manos no puedo llevarlas cortas, siempre un pelín largas. De otra manera me da mucha grima.
  • 9- Me encantan las gambas crudas.
  • 10- Siempre tengo que llevar algo encima de color rojo.

  • 11- Tengo varios marcapáginas, y según sea el  libro que me estoy leyendo, le pongo uno u otro: Mi marcapáginas favorito si me está gustando mucho o el más simplón si es un petardo. Y si es malomalomalo, le pongo un billete de metro o un ticket de la compra.
  • 12- Y por supuesto, no soporto la mentira, sobre todo si la descubro y aún me toman por tonta haciéndome creer que la cosa no es tal (aunque a veces es mejor hacer creer al otro que te lo has tragado, pero la brecha ya está hecha)
Si alguien descubre que es esto, le invito a una caña
 
En fin, así soy yo. Y vosotros ¿Qué manías y rarezas tenéis? Me encantaría leerlas.


 

lunes, 9 de diciembre de 2013

Dragones

 

 
Hoy ya no quedan dragones en la tierra, pero hubo un tiempo en el que se les podía ver volar por el cielo. Su vuelo era tan majestuoso, según los que lo vieron, que ningún ave podía igualar su belleza. Sin embargo, casi sin que nadie se diese cuenta, poco a poco fueron desapareciendo.
 

 
En todas las culturas ha existido la figura del dragón, si bien en la occidental eran demonios, engendros del mal, bestias salvajes y destructores de la familia y hogares. Si nos vamos a su base etimológica, dragón viene de "drakos", que en griego y latín (draco) significa serpiente, y es tal cual se le representa: una enorme serpiente alada escupe fuego (por cierto, en Irlanda, "drag" es fuego). No hace falta que diga lo que representa en nuestra cultura una serpiente...
 
 

Así es como nos encontramos a los dragones en Europa: arrojaban fuego, envenenaban aguas, raptaban doncellas, se les culpaba de plagas y dominaban las artes de la magia para hechizar sin que la gente lo notara (A alguien había que echar la culpa de los desastres ¿No?)



Cuando la gente piensa en la figura del dragón, nos solemos imaginar la europea: una gran bestia reptilínea, con una larga cola, alas de murciélago, cuatro patas, cabeza de cocodrilo, cuernos, una espina dorsal puntiaguda y un montón de cosas más...y ya no hablamos del color, si es blanco es menos malo que el negro o el rojo.
 
 
Los dragones occidentales viven de media unos 1200 años y no se aburren para nada. Aparte de hacer la vida imposible a las pobres gentes, viven para aprender y adquirir conocimientos y sobre todo, para poseer un enorme tesoro. Todos los dragones aman las cosas bellas, y si son joyas, coronas y monedas, más. Algunos heredan grandes fortunas de sus padres, pero la mayoría se apropian de cosas valiosas ellos solos. Incluso separan el oro, la plata y las joyas en montoncitos...se organizan muy bien, son muy ordenados. Todo esto lo guardan en su morada: una enorme cueva o gruta del todo inaccesible.
 

 
 
Sin embargo, en la cultura oriental la cosa cambia. Representados también con forma de reptil, aunque esta vez sin alas, son un buen augurio, precursores de la fortuna y la fertilidad. Transmiten poder, vigilan y su figura es usada de talismán. Son tan cuquis que su alimentación está basada en bambú, leche, nata, carne de golondrina y arsénico. No acostumbran a comerse a las personas, aunque si existe una falta de higiene, pueden verse confundidas por el olor y comerse a alguna sin querer (ya sabéis: ¡agua y jabón!)


Pero no todo es bondad, los dragones orientales tienen un lado oscuro, lo que equilibra su personalidad: es lo que todos conocemos como el Ying y el Yang.
Hasta dentro de los dragones orientales existen diferencias entre los chinos y los japoneses, pero no voy a entrar en detalles. La diferencia más grande está en las garras (el japonés tres y el chino cinco) y en la ferocidad con la que se les representa (los chinos son más gores).



 
Para diferenciar a una hembra de un macho, no hace falta hacer un master de sexador de dragones. Los varones tienen palos en sus colas mientras que las hembras lucen precioso abanicos. Los cuernos masculinos son más finos que los de las hembras (¿Porqué sera?) y las hembras lucen melenas más bonitas, más redondas, más equilibradas, que las rígidas e indomables melenas de los machos. Aparte son más pequeñas, con escamas más delgadas y nariz más recta.
Y cuando a los machos les aprietan las ganas, son capaces de acoplarse con otros animales con resultados sorprendentes: si se acoplan con un cerdo, nace un elefante y cuando lo hace con una yegua, de la unión nace un exitoso caballo de carreras. Maravillas de la naturaleza.
 
Los dragones orientales son más longevos que los occidentales, algo más de dos mil años. Y tampoco se aburren.



 
Sinceramente, entre los dos prefiero al dragón oriental. De hecho, llevo uno tatuado y para mí representa todo lo mencionado: poder, sabiduría, protección, bondad, amistoso pero terrible cuando se enfada.
Pero lo que más me gusta de los dragones en general, es que aún permanezcan vivos en nuestra imaginación.