lunes, 27 de enero de 2014

Esférica

 

 Como la tierra, redonda, con sus múltiples conexiones que nos unen. En Kafka en la orilla, Murakami escribe: "La tierra va rotando sobre su eje. Y sin ninguna relación con ello, todos vivimos dentro de un sueño".

 
La idea que tengo de la vida, es que debe ser lineal, siempre hacia delante, evolución constante. Pero tengo la sensación que va adornada con pequeñas esferas, unas mas grandes que otras. Experiencias o anécdotas que están obligadas a cerrarse dentro de un limitado espacio de tiempo.

 
 Hace poco me pasó una cosa muy curiosa: Eran las 7 y poco de la mañana e iba camino del trabajo. Ni Perry por la calle, claro. En un tramo entre la carretera de Fuencarral y mi barrio, me encontré a una mujer mayor que se había tropezado y no podía levantarse. Su marido, también mayor, estaba con bastante angustia porque no se veía capaz de levantarla.

 
Sin dudarlo la levanté, la pregunté si se encontraba bien y si necesitaba que llamara a una ambulancia. "Ha sido un tropezón, que ya no veo", me dijo. El marido me contó que llevaba casi veinte minutos esperando que pasara alguien, me dieron las gracias y cada uno seguimos nuestro camino.

 
 Diez o doce días después, tuve que entrar un poco más tarde a mi trabajo, y pasé por el mismo sitio sobre las 9:30 aproximadamente. Y en el mismo tramo estaba el matrimonio, según me contaron, esperándome. Llevaban más de una semana saliendo a las siete de la mañana para agradecerme la ayuda de días pasados y para regalarme un Kitkat (Me vio los mofletes y claro...). Nos volvimos a marchar cada uno por nuestro lado, yo, con una sonrisa boba (que muestro bastante a menudo) y con mi Kitkat en la mano, y ellos supongo, satisfechos del agradecimiento. Curiosamente llevaba la misma ropa que el primer día que me los encontré.


 
Esta anécdota, es un pequeño círculo adornando mi lineal vida. Breve, pequeño, sencillo y para mi, muy bonito. Y me vienen a la mente recuerdos, como si fuera un sueño, de un montón de preciosos círculos, de brillantes esferas que hacen más bonita mi vida.
 
 
 
 

lunes, 20 de enero de 2014

Dios del Arcoíris


No tengo duda. Para mi, el Dios del Arcoíris, es el rojo. Color de la pasión, enérgico, vital, caliente y vigorizador. El padre de todos los colores.


Obra de Kim En Joong

 Un color que casi siempre tratamos de ocultar pero es el que mas se siente. Ningún otro color produce las sensaciones del rojo ni tan profundas.

 

 Es el color del amor, pero también de las más bajas pasiones. Rojo violencia, odio, cólera, venganza, ira...emociones repentinas aunque fugaces y efímeras pero que dejan profunda huella.

 

 Rojos de personalidad intensa, controlada, firme, que incita a una pasión sensual y sexual, fogosa, vital y provocativa.


Obra de Johannes Schreiter
 

 Intenso y cálido como algunos de los atardeceres que suelo contemplar. Rojo dramático y escandaloso como la sangre que brota de una herida. Rojo peligro, rojo vida.


Me encanta este color, no lo puedo evitar. Dejo fluir mis sentimientos y emociones a través de él. El calor y el color se van apoderando de mi cuerpo. Me absorbe y me penetra hasta los huesos, pero la sensación es maravillosa.
Creo que no hace falta que diga que es mi color favorito ¿Verdad?

domingo, 12 de enero de 2014

Tranquilidad

 
Al mirar el color azul solemos tener una insconciente sensación de confianza, tranquilidad, seriedad...para una persona tan emotiva como yo, suele ser calmante.
 

 

 Mientras permito que me invada esa serenidad, me froto las manos. Las coloco sobre mis ojos, tan fuerte que me hago daño. Como si así me apartase del mundo.

 

 Después voy abriendo poco a poco los dedos. La vida, el mundo, siguen ahí. Y bajo las palmas por mi cara para volver al lugar que le corresponden. Durante unos segundos, en los que me he quedado ciega, yo, no era yo.

 
Era, más o menos, pero distinta. Otra persona, otra cosa, sin problemas, sin brillo, sin aliciente, sin mentiras, era...eso que sueño a veces cuando me tapo la cara.
 
 
 
Y me sonrío porque me recuerda a cuando los niños se tapan la cara para esconderse de lo que hay detrás de las palmas.
 

 
Con la diferencia que soy plenamente consciente del mundo que hay detrás de ellas.