martes, 8 de septiembre de 2015

Musas



De un tiempo a esta parte, estoy empezando a creer que las musas son seres tristes. Antes, mis musas se pintaban los ojos delante del espejo, se peinaban mientras bebían directamente de una botella de whisky barato. Un día, sin previo aviso dijeron:
- ¡Nos vamos!
Y no han vuelto...y espero que no regresen en mucho tiempo.


Sé porqué se marcharon: No cabíamos todos.
Es curiosa la sequía literaria que provoca la felicidad. Facundo Cabral lo define muy bien al hablar de su madre: "Nunca pudo ser inteligente porque cada vez que intentaba aprender algo, llegaba la felicidad y la distraía."
Y supongo que algo parecido me está ocurriendo a mí. Estoy distraída disfrutando de pequeñas cosas que se vuelven gigantes. De regalos que no están dentro del paquete, si no en las generosas manos que los entregan. Regalos tan grandes como brillantes sonrisas en los ojos más bonitos del mundo.

Frans de Heer

Así que os digo una cosa, musas: quedaos donde estáis, no volváis. Quiero seguir ignorante, torpe y boba, que me siga distrayendo la felicidad, que yo me dejo.

Frans de Heer


Y a cambio cada mañana, a la sonrisa más bonita del mundo, seguiré regalándole el Sol.