lunes, 28 de noviembre de 2016

Tu nombre

Johannes Schreiter


¿Nunca has pronunciado tu nombre una y otra vez? Lo repites constantemente, porque es como te llaman y forma parte de ti. Eso sí, es como los acentos de cada uno...dependiendo de quien lo pronuncie puede sonar a música celestial o al peor de los reggaetones.

Johannes Schreiter

¿Nunca te has puesto a pensar en el nombre de los demás? A veces, puedes llegar a entender la complejidad de cada sentimiento que tiene un nombre. Y lo dices en voz alta, porque crees que al pronunciarlo despacio pero con voz potente, vas a llegar a entenderlo del todo. Incluso puedes llegar a afirmar que cada sentimiento y cada sensación al pronunciarlo, te hace estremecer (para bien y para mal). Resuena en tu cabeza de forma incesante cuando tratas de encajar y analizar...y te das cuenta que todo resulta ridículo y torpe, como tu voz cuando te escuchan ese mensaje de voz, y la otra persona está a kilómetros de ti o no tiene cobertura. Es en ese momento cuando sientes tu nombre como algo que no te pertenece y tu voz suena más ridícula que nunca, y la gracia que has soltado es sólo una parida más.
Tu nombre depende de un instante, fugaz, de un sentimiento; y que se me quedan cortas las palabras para expresar ciertas cosas.

lunes, 21 de noviembre de 2016

Bosques enmarañados




Me pasa cuando estoy sola, como hoy, conmigo misma. Me pasa, que me miro muy adentro, hacia ese bosque interior que tenemos todos, tan enmarañado...y me digo: "Jo, con tanto como tienes y cuanto te quitas...". Cuanto de mi misma soy capaz de olvidar con el paso de los meses, es verdad. Cuantas escamas del alma se me caen sin saber (o sabiendo) porque las piso como si fueran hojas secas y ni me inmuto. Y su ausencia me pica y me duele a porciones.
Pero solo lo descubro cuando estoy sola, cuando vuelvo a mirarme en ese bosque interno que no debería perder de vista jamás.



Definitivamente tengo que habitarme más y olvidarme menos. Es un favor que me haría a mi misma y a los demás: si tu bosque está en calma, la oleada que generas afecta más a tu entorno. Y yo quiero ver crecer a mi gente segura de si misma, plena y con muchísima fuerza. Así que ni objetivos, ni dietas, ni cosas materiales ni leches en vinagre. Pido habitarme, viajarme, serme y ganarme. Y desde ahí, desde ese punto, ternura, ternura a raudales.