sábado, 6 de mayo de 2017

La importancia de saber que te quieren



Hace tiempo que emprendí un viaje en solitario. A día de hoy aún no sé mi destino, el camino lo voy haciendo día a día. Es duro, arduo, muy difícil aunque también reporta muchas satisfacciones y alegrías. De hecho, es la mejor experiencia que se puede vivir a pesar de la cantidad de detractores que tiene actualmente.

Se hizo más duro cuando empecé con los problemas de tiroides, que me mantienen permanentemente agotada y más aún cuando hace poco me han confirmado la pérdida total del oído derecho (sí, soy sorda de un oído, pero no se me nota ¿A que no?).

Cuando tienes cubrir tú sola un área que tienen que cubrir dos, da como resultado un final del día extenuante, tanto física como emocionalmente. Pero tengo suerte, la verdad es que me considero tremendamente afortunada; mis dos pilares son los mismos que hacen terminar cada jornada agotada.
Siendo el día de la madre, elogio enormemente a mi madre, una mujer que en el fondo también estuvo sola con cinco hijos (cinco terremotos, más bien) y por supuesto a todas las madres en general, en especial a aquellas que sacan solas adelante a sus hijos y los hombres que también se ven en la misma situación .

Pero quiero felicitar principalmente a mis hijos, ya que sin ellos no sería yo, estaría incompleta. Sin ellos no reiría de la misma manera, ni lloraría, ni haría tanto el tonto, ni experimentos con cosas raras, ni excursiones, ni haría coreografías absurdas en el salón... No tendría quien me preguntara constantemente cuestiones imposibles ni tendría a quien consolar en sus frustraciones y tristezas, ni con quien salir a correr, ni con quien jugar al futbol, ni pintarme las uñas, ni con quien enfadarme tantísimo ni a quien comerme a besos y a abrazos.

Gracias a mis hijos soy la madre que soy. Si soy buena o mala no lo sé, ya que sólo les permito a ellos que me juzguen y para ellos soy fantástica, como lo son ellos para mí. Nos queremos y nos lo demostramos...es importante saber que te quieren con una locura incondicional.
Considero que sólo he hecho dos cosas perfectas en mi vida, y las dos me llaman mamá.