Durante el paseo voy dando patadas a piedrecitas, descubriendo la alegría, imaginando que soy un árbol frondoso de buena madera en el denso bosque de tu memoria donde, con suerte, tus ríos, tus helechos, tu risa, me despertarán en algún momento.
Y sin esperarlo, me coges por sorpresa: me siento como una niña a la que ponen a prueba.
El pasado, no me lo tengas en cuenta.
Si todos sonrieramos como niños el mundo sería un lugar estupendo y que el pasado en pasado se quede ;)
ResponderEliminarSonreír, siempre. Y a mirar hacia delante que es lo importante :-)
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