domingo, 13 de septiembre de 2020

Hasta la raíz





Anoche, con ese montón de estrellas sobre nuestras cabezas pasando completamente de nosotros y de nuestras neuras, estaba la vida entera. Sólo ahí. En ese puto instante. Tanto calor, tanta sed, un trago de cerveza, mirarte a los ojos.

Detrás, en medio, no sé dónde, siempre está la esencia de la experiencia.

La sensación de estar vivos. 

La sensación de estar vivos. 

La sensación de estar vivos. 

Repito tres veces la frase para entender que eso es lo único importante. La única verdad. Y el lenguaje tan sumamente corto como para expresarme. 

La vida va tan rápida, corremos tanto. ¿Qué harás el fin de semana? ¿Quedamos para ir al cine? ¿A qué hora nos vemos? ¿Conduces tú? Volvemos a trabajar a la oficina ¿Viviré alguna vez en una casa con jardín? ¿Cómo cojones sobreviviré a la muerte de los que quiero?

Y las estrellas quietas. Y la luz llegando. Y el calor de nuevo. Y este cuerpo sudando. Con tanta sed. 

Nunca antes sentí la realidad tan extremadamente irreal. Vuelvo a la sensación de estar viva, creciendo, con las raíces bien profundas, empapadas de tí. Lo demás es mentira.


(Yo te llevo dentro, hasta la raíz