jueves, 27 de agosto de 2020

¿Lo entiendes?


Hay un momento en la vida en el que... Bueno, yo qué sé. En realidad fue un momentito  pequeño en el que me di cuenta, así, como quien no quiere la cosa, como el que ve a los pájaros volar, como el que observa las olas ir y venir, o las cometas flotando en el aire, o miles de dinosaurios extinguiendose por la onda expansiva del meteorito... Sí, justo en ese pequeño momento, en el que de repente, por que sí, entendí todo. Sin hacer absolutamente nada.

(Disimula que te quiero, que no lo sabe nadie, ni siquiera tú... ¿O sí?)

lunes, 24 de agosto de 2020

Silbando por el camino


Desde hace un tiempo escucho a Alejandro Dolina (estáis tardando si no le habéis escuchado nunca). Anoche llegué a un audio en el que hablaba del amor, del desamor, de la espera, del engaño, de las traiciones...Comenzaba contando, que si al enamorado no correspondido le daban a elegir entre el sufrimiento y el olvido, elegía el sufrimiento. Coño, que no te quieren ¡Deja de joder! Deja de mandar mensajes de madrugada, deja de buscar brazos que no te quieren. No seas mezquino y no molestes. Y me vino a la memoria un suceso vivido con un tipo con el que salí hace unos meses (afortunadamente por poco tiempo, que ya soy experta en hacer caso a banderas rojas) y que terminé rechazando de una manera cordial. 

Él, en su despecho, me esperaba cuando salía de paseo con mis perras y me mandaba mensajes poéticos de madrugada que yo no respondía. El último a las 3:25 de la madrugada, a finales de diciembre, en el que su victimismo machacaba mis virtudes calificándolas de efímeras. No me quedó más remedio que ser más contundente. Un consejo: Liberad a vuestros amados de vuestra infantil y mezquina actitud, por favor.
No elijáis el sufrimiento.
Elegid el olvido. 
Yo lo hice. Yo también he sufrido el rechazo y el desamor, la traición y el engaño por la persona que en ese momento amaba. Y corrí tan rápido en dirección contraria que casi vuelvo a atrás en el tiempo.Me di cuenta que pasamos demasiado tiempo con personas que no amamos y no nos aman, compañeros de paso. Que no nos dan valor ni valoramos.Que tienen nuestro cuerpo pero no nuestra alma. Por eso hay que buscar a gente que nos ame. Con la que seamos felices, y esos minutos sean oro puro, vida. Y no, no esperes. NO ESPERES. La espera es un embrujo, nos deja inmóviles, nos genera dudas, miedos, el bloqueo de la mente y el alma. Y el resultado es más espera, una espera perpetua para un encuentro que no sucederá jamás.
Yo que soy de las que busco, ayer volviendo a casa me preguntaba: Para qué, Sonia, para qué la búsqueda.
Yo sola me iba contestando, con todo lo vivido, lo conocido. 
Amor del bueno, complementario al amor propio. El amor buscado: Hay almas que se saben así, que perseveran, que se abren y descubren. Que acaban encontrando un destino más digno.
Mientras busco, me siento feliz, me siento bien conmigo misma , silbando por el camino, recogiendo flores y disfrutando de la compañía de los que me rodean. 
(Y si quieres dar luz a tu oscuridad, puedes venir conmigo) .

lunes, 10 de agosto de 2020

Lo que dicen



¿Sabes lo que dicen? Que los que aman ya no pueden dejar de hacerlo, que una vez que has llegado, eso se queda ahí, que cómo te lo vas a quitar. 

También dicen los que aman de verdad, como yo, que es una putada haberte encontrado y después ya no. Que antes, alguna vez, y que ahora me las tenga que arreglar. 

Y que los que aman, si te sirvo yo, que dónde pongo esto, con lo que te tocaba, con lo que te miraba, con la mierda de sueños que blá blá blá. 

Dicen los que aman que después de aquello rara vez lo volveré a encontrar. Cómo va a ser eso con tu cara en el espejo, con tu sombra en el recuerdo, que si un viaje, que si un bar, que si el cine si tú no estás. 

Dicen los que aprendieron a amar, que menuda putada en realidad. Que claro que de nuevo, que claro que la esperanza, que claro que quién sabe, y que claro que tampoco vas por el mundo con el nunca jamás. 

Pero también dicen los que aman que no entienden nada. Y hay quienes escogen ya para siempre esta soledad de amor no dado antes que esa gilipollez de volverse a enamorar.