lunes, 9 de diciembre de 2013

Dragones

 

 
Hoy ya no quedan dragones en la tierra, pero hubo un tiempo en el que se les podía ver volar por el cielo. Su vuelo era tan majestuoso, según los que lo vieron, que ningún ave podía igualar su belleza. Sin embargo, casi sin que nadie se diese cuenta, poco a poco fueron desapareciendo.
 

 
En todas las culturas ha existido la figura del dragón, si bien en la occidental eran demonios, engendros del mal, bestias salvajes y destructores de la familia y hogares. Si nos vamos a su base etimológica, dragón viene de "drakos", que en griego y latín (draco) significa serpiente, y es tal cual se le representa: una enorme serpiente alada escupe fuego (por cierto, en Irlanda, "drag" es fuego). No hace falta que diga lo que representa en nuestra cultura una serpiente...
 
 

Así es como nos encontramos a los dragones en Europa: arrojaban fuego, envenenaban aguas, raptaban doncellas, se les culpaba de plagas y dominaban las artes de la magia para hechizar sin que la gente lo notara (A alguien había que echar la culpa de los desastres ¿No?)



Cuando la gente piensa en la figura del dragón, nos solemos imaginar la europea: una gran bestia reptilínea, con una larga cola, alas de murciélago, cuatro patas, cabeza de cocodrilo, cuernos, una espina dorsal puntiaguda y un montón de cosas más...y ya no hablamos del color, si es blanco es menos malo que el negro o el rojo.
 
 
Los dragones occidentales viven de media unos 1200 años y no se aburren para nada. Aparte de hacer la vida imposible a las pobres gentes, viven para aprender y adquirir conocimientos y sobre todo, para poseer un enorme tesoro. Todos los dragones aman las cosas bellas, y si son joyas, coronas y monedas, más. Algunos heredan grandes fortunas de sus padres, pero la mayoría se apropian de cosas valiosas ellos solos. Incluso separan el oro, la plata y las joyas en montoncitos...se organizan muy bien, son muy ordenados. Todo esto lo guardan en su morada: una enorme cueva o gruta del todo inaccesible.
 

 
 
Sin embargo, en la cultura oriental la cosa cambia. Representados también con forma de reptil, aunque esta vez sin alas, son un buen augurio, precursores de la fortuna y la fertilidad. Transmiten poder, vigilan y su figura es usada de talismán. Son tan cuquis que su alimentación está basada en bambú, leche, nata, carne de golondrina y arsénico. No acostumbran a comerse a las personas, aunque si existe una falta de higiene, pueden verse confundidas por el olor y comerse a alguna sin querer (ya sabéis: ¡agua y jabón!)


Pero no todo es bondad, los dragones orientales tienen un lado oscuro, lo que equilibra su personalidad: es lo que todos conocemos como el Ying y el Yang.
Hasta dentro de los dragones orientales existen diferencias entre los chinos y los japoneses, pero no voy a entrar en detalles. La diferencia más grande está en las garras (el japonés tres y el chino cinco) y en la ferocidad con la que se les representa (los chinos son más gores).



 
Para diferenciar a una hembra de un macho, no hace falta hacer un master de sexador de dragones. Los varones tienen palos en sus colas mientras que las hembras lucen precioso abanicos. Los cuernos masculinos son más finos que los de las hembras (¿Porqué sera?) y las hembras lucen melenas más bonitas, más redondas, más equilibradas, que las rígidas e indomables melenas de los machos. Aparte son más pequeñas, con escamas más delgadas y nariz más recta.
Y cuando a los machos les aprietan las ganas, son capaces de acoplarse con otros animales con resultados sorprendentes: si se acoplan con un cerdo, nace un elefante y cuando lo hace con una yegua, de la unión nace un exitoso caballo de carreras. Maravillas de la naturaleza.
 
Los dragones orientales son más longevos que los occidentales, algo más de dos mil años. Y tampoco se aburren.



 
Sinceramente, entre los dos prefiero al dragón oriental. De hecho, llevo uno tatuado y para mí representa todo lo mencionado: poder, sabiduría, protección, bondad, amistoso pero terrible cuando se enfada.
Pero lo que más me gusta de los dragones en general, es que aún permanezcan vivos en nuestra imaginación.


4 comentarios:

  1. Gracias por traernos estos retazos de cuentos que han pervivido siglos, en forma de fábulas coloridas.

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  2. Siempre me han gustado las historias de dragones, pero me gustan las de dragones occidentales, no sé porque, las historias orientales no me gustan. Diré que quizás sean más bien, figuras mitológicas que no sé si existieron o no, pero si parte de tu texto lo trasladamos a la sociedad actual
    -----"poseer un enorme tesoro. Todos los dragones aman las cosas bellas, y si son joyas, coronas y monedas, más. Algunos heredan grandes fortunas de sus padres, pero la mayoría se apropian de cosas valiosas ellos solos. Incluso separan el oro, la plata y las joyas en montoncitos...se organizan muy bien, son muy ordenados. Todo esto lo guardan en su morada: una enorme cueva o gruta del todo inaccesible."-----
    Imagina la cantidad de dragones (corruptos muchos de ellos) que tenemos entre nosotros.

    Bss
    david.

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    1. Toda la razón, David. De hecho, según escribía esa parte, pensaba en toda la mamandurria y corruptela de nuestros politicuchos.
      A mi quizá me guste más el oriental (en concreto el japonés) porque ayuda y colabora con los humanos, a diferencia del occidental, que suele ser, aparte del "malvado", el lanceado y el vencido sin misericordia. Yo solo espero que algún día, los dragones que nos gobiernan, aprendan un poco de la nobleza de sus parientes orientales.
      Besos.

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