domingo, 23 de febrero de 2014

Ícaro


Lo que me aterrorizaba de la oscuridad no era la oscuridad en sí, si no la posibilidad que alguien aprovechara para aparecer por sorpresa y asustarme. No tenía porque hacerme daño, el simple hecho de asustarme en la oscuridad, bastaba. Por eso siempre dejo la puerta de mi dormitorio abierta.



Supongo que algo parecido le pasa ahora a Nicolás, que no puede dormir si no le dejo encendida la luz de la pared.

Miedo y terror son experiencias distintas. Puede que en la oscuridad estemos más cerca de la nada y sea esa nada la que queremos evitar.


Quizá por eso todos crecemos  buscando el sol, como árboles con ramas que crecen de las más diversas y extrañas formas. Con los pies hundidos en la tierra.




O mejor, como pájaros, que vuelan alto cuando luce el sol, buscando sabiamente las corrientes tibias para que les ayude en su vuelo.


Y escapar de los laberintos que nos tienen prisioneros, pero de manera prudente, como Dédalo, como las aves planeando en las corrientes. Ni muy cerca del sol, que quema, ni muy cerca del mar, que moja las plumas impidiendo volar.
Ícaro no hizo caso, voló tan alto que el calor del sol hizo que se quedara sin plumas y cayera al mar.



Es difícil mantenerse estable, pero se puede. Sólo es necesario quedarse a la distancia perfecta de lo que nos quema.




3 comentarios:

  1. ME quedo con dos frases:

    "Quizá por eso todos crecemos buscando el sol, como árboles con ramas que crecen de las más diversas y extrañas formas. Con los pies hundidos en la tierra."

    "Es difícil mantenerse estable, pero se puede. Sólo es necesario quedarse a la distancia perfecta de lo que nos quema."

    Como siempre, mi más sincera enhorabuena. Gracias

    besos. david.

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  2. Lo de Nico es miedo a la soledad, la oscuridad acentúa ese miedo. Siempre tiene que estar en constante contacto. Pero lo superará es muy racional. Yo ya no temo a la oscuridad, estar sólo se ha convertido en parte de mi.

    David Méndez

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