lunes, 30 de mayo de 2016

Primavera despeinada





Termina mayo, y por fin llegan las  paredes blancas y luz (mucha luz), y tardes verdes (muy verdes) provocadas por la lluvia de una primavera despeinada. Despeinada, a juego con mi pelo y mis ganas, combinando con mi inercia y mi alegría. Y es que hace mucho que aprendí que es como mejor se vuela. Despeinada me gusta ver y sentir el mundo. Así voy deslizándome por mayo, con pasos despeinados e inmersa en un zigzag vital lleno de cambios y volteretas. A lo mejor, cuando sea más muy mayor, aprendo a caminar en línea recta, no sé. Ojalá que no, que ni las caderas ni las rodillas me permitan jamás un paso afinado porque significará que se me ha allanado el camino o peor, la sonrisa, o peor aún…el corazón. Y no hay nada más triste que una sonrisa peinada y sin latidos ni tumbos de emoción.
De momento, la sonrisa no me la quita nadie :-)


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