lunes, 7 de octubre de 2013

Bichos

 
No me gustan los bichos. Son necesarios, lo sé, pero me dan una grima horrible. Cualquier ser vivo que tenga más de cuatro patas y además vuele, no es de fiar, os lo digo yo.

Ni siquiera las mariposas, que de lejos son tan preciosas, tan adorables, tan bucólicas mientras revolotean de flor en flor y sin embargo las ves de cerca y dan un repelús!! Incluso hay una mariposa nocturna que la llaman la mariposa de la muerte y que es del tamaño de un murciélago. No hace nada, obviamente es inofensiva, pero solo el tamaño que se gasta semejante polilla, paraliza.

Me vienen a la memoria muchas de las ocasiones en las que me he asustado, escenas llenas de pánico en las que he gritado de puro terror. Recuerdo un día, mientras hacía el Camino de Santiago, como sentí en el brazo un pinchazo. Pensé que me había picado una avispa, tiré el palo a un lado y salí corriendo y gritando como una histérica, cruzando la carretera y todo... resultó ser la cincha de la mochila que me rozada. Patético, lo sé.

En otra ocasión rompí el frontal extraíble de la radio del coche al encontrarme una cucaracha en el suelo de la entrada de mi primera casa. Era verano, llevaba sandalias y ese bicho horrible tenía que morir, pero en milésimas de segundo pensé en el "crunch" que haría si la pisaba, demasiado cerca de mi planta del pié, así que me lié a porrazos con el frontal de la radio mientras gritaba "¡¡Muere!". Pagué un precio muy alto, a partir de entonces sólo sintonizaba Radio Olé.

 

 También recuerdo de una manera bastante espeluznante las escolopendras de El Coto, algunas de un tamaño tal, que creía que se comían a vacas enteras. Más tarde me enteré que son capaces de atacar a un ratón y zampárselo...ideal. Las recuerdo tremendamente agresivas, enormes, gordas, con miles de patas y esos bigotes...brrr!! Cada mañana teníamos que mirar los zapatos para no llevarnos una sorpresa al calzarnos, que las muy melindres buscaban el calorcito y allí se refugiaban.
Tengo muchas más anécdotas, pero las dejo para otra ocasión. Así que desde aquí mi más profunda admiración a todos aquellos animalillos que se los comen con tanto gusto que se relamen y todo.
Y vosotros ¿Sois de los que os paráis a coger cualquier escarabajo y meterlo en un bote o corréis como alma que lleva el diablo en cuanto veis uno? ¿Cúales son vuestras anécdotas?

1 comentario:

  1. Antes que nada, enhorabuena por tu blog.
    Seguidamente te dejo un enlace a una página
    de productos naturales y plantas medicinales.

    http://goo.gl/7j3dT1

    Saludos!

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