domingo, 18 de mayo de 2014

Redes


Nos tienen atrapados. Yo ya ni lucho por zafarme de sus hilos. Se desgasta demasiada energía y el hilo que me asfixiba ha terminado por aflojarse. Por fín me deja respirar, aunque de vez en cuando se tense, pero no hay mejor manera que ignorar que aprieta para que desista de su intento de dejarme KO.


 He aprendido lo útil que es este nuevo sistema de comunicación. Me resulta útil en mi vida personal y profesional.
 En lo profesional, me ha puesto en contacto con gente muy interesante que vive a muchos miles de kms de aquí y que sin conocernos nos damos consejos y nos contamos pequeños secretos profesionales; nos damos ánimos y nos contamos lo mal que va el sector vidriero a nivel mundial y las posibles soluciones para recuperar este precioso oficio.
 En lo personal, he conocido a gente estupenda que de otra manera hubiera resultado más difícil que nos cruzáramos. Me aportan un enriquecimiento personal tremendo. Compartimos aficiones comunes que nos liberan del trajín diario. Es nuestro pequeño Narnia. Durante unas horas somos los Reyes del bosque.
 Pero también tiene su parte mala. Al ser un medio escrito en su mayoría, si cae en ojos y en mentes retorcidas, pueden complicarte la existencia: desde el estado de Whatsapp, hasta un comentario cariñoso a alguien querido sacado de contexto.


¿Quién tiene la culpa? ¿El que usa su estado de whatsapp para expresar su estado de ánimo o el que lo lee y/o malinterpreta? ¿Vas a reprimir un "me gusta" y/o un comentario por lo que puedan pensar  determinadas personas?
A mi ya no me condicionan, libertad de expresión y que cada uno piense lo que crea necesario.
 No hay nada como abrir los ojos para darte cuenta que se aprende más así que abriendo la boca.

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