domingo, 18 de marzo de 2018

LLuvia de marzo



L'artisan du Vitrail

Menudo mes de marzo...tantos día de lluvia han terminado convirtiendo el agua en alcohol para todas esas heridas que se me infectan si no luce el sol. Y aunque intento aguantar el dolor, hace que se me caigan los silencios del bolsillo sin darme cuenta y los arrastro pegados a las suelas, hasta que se hacen amigos de algún chicle, y se quedan ambos ahí pegados, sin mí.
Es entonces cuando me doy cuenta que no los llevo encima y camino a saltos, pero de esos ingrávidos, como si estuviera en la luna, donde, aunque gritase con todas mis fuerzas, nadie puede oírme ni escucharme. 
A veces esos silencios vuelven a casa, como un perro perdido que sigue el rastro de su dueño. Trepan por la ventana, o se cuelan por debajo de la puerta y se me escurren por la ducha. Y a veces salgo a la calle con el pelo enjabonado de silencios sin aclarar,  en un último intento de que esta lluvia los arrastre.

- ¿Cómo se mide un silencio?- Pregunté.
- Con un emociómetro.- Contestó.

Que alguien me diga dónde los venden, por favor...


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